miércoles, 7 de octubre de 2009

De Maipú a Puente Alto


Un largo viaje, que no es de vacaciones sino uno casi cotidiano

De esos viajes que en ningún momentos se te hacen desagradables!

Se te llena la boca de palabras y la mente de ilusiones.

Veo en tus ojos las mismas emociones que en mis tripas,

Esa emoción que aun se conserva, y que lejos de morir crece y crece.

Es ahí… justo ahí donde decido cerrar mis labios y apreciar ese instante

Apreciarlo y buscar la manera de plasmarlo…

Se escucha la voz de un cantante, con vestimenta rasta y un instrumento de madera,

En ese momento que oímos su música, es cuando recién nos desconectamos...

Fue como una interrupción, pero sin embargo estuvo lejos de serlo

Nos involucro en sus tonos y nos envolvió en sus soplidos que crecían en cada parada.

Otra interrupción… tu mirada se fijo en una madre con su hijo…

¿Que fue lo que te llamo la atención?... ni tu supiste…

Acertijo que desciframos solo al mirarlos por segunda vez y fijarnos bien en ella

Una pequeña madre, con falta a tablas y una mochilita pequeña que se confundía con la del niño….

¿Que contraste no? Nosotros hablando de nuestros proyectos e ilusiones

Y esos cuatros pies tomando caminos inciertos…

Incierto sin embargo no fueron las últimas palabras del cantante

Que con un tono más bajo y humilde nos pidió nuestra colaboración.

Se acabo la música y nosotros seguíamos hablando, pero ahora tú hablas en mi oído

Susurras en el la canción “Mira Niñita”, y al son de tus manos mi respiración se para

Stop! Stop! Quisiera parar la vida unos segundos, esos segundos que tú me cantas

Que tu me entregas alegría y tranquilidad…

Sin embargo me rindo y disfruto del instante eliminando,… aniquilando pensamientos.

Se escucha un gran ruido… las piernas se mueven, la respiración vuelve….

Es el ruido del movimiento de la vida, volvemos a la realidad, nos bajarnos de la micro

Pero es increíble que podamos aún envolvernos en una burbuja, que corran los minutos

Y nosotros estemos lejos de notarlo…