domingo, 13 de enero de 2008

Camino



Mientras el pavimento roza las ruedas,
la lluvia cae y resbala sobre el vidrio,
y mis ojos encandilados están con los tuyos.
Mis oídos susurran la oscura respiración de la noche,
en donde la única luz, emerge del farol entre las montañas
que quiebra de inmediato nuestro secreto de mañas.
Seguimos avanzando, pasando entre las alboradas,
y nuestras manos se vuelven locas por estar rodeadas,
rodeadas de deseo, envueltas en calor, y flotando entre nuestras espaldas.

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